El Morral

Ahora más que nunca quiero escribir acerca de la magia y el amor, ambas cosas que siempre creí que podría poder algún día. Mis épocas ingenuas pasaron, he crecido tanto en tan poco tiempo. Me doy cuenta de las cosas que hago, se que algunas son malas y sin embargo no puedo evitar hacerlas. “Varias personas dependen de ti” me dijeron alguna vez y trato de darme cuenta de eso pero aún el niño sin responsabilidades quiere prevalecer dentro de mí. ¿Crecer o no crecer? He ahí el dilema. Quisiera ser aún ese infante que creía que a los 16 años (cual bruja de sitcom) se le despertarían sus poderes mágicos. O si no creer q entrando en una vieja librería, encontraría ese libro mágico que me metería en problemas y que con mi magia (y un ayudante amorfo) podría ser el héroe anónimo del día. Cumplí 16, 17, 18 y lastimosamente el mundo me trato de una manera distinta. Soy un gay de 22 años que lucha por ser feliz, que trata de ser feliz con Dios y que Dios se alegre de él. Mis superpodere...

Regrese a mi casa luego de un fin de semana en la playa, vi a mis papás y las ganas de abrazarlos era apremiante, hablarles nunca había sido tan urgente para mí. El contacto con la civilización fue un alivio. Llegue a mi cuarto y (sin parecer muy exagerado, es la pura verdad) lloré de felicidad. ¿Qué tan malo fue mi fin de semana? Puedo imaginar una comparación con la vida de un naufrago en una isla desierta. Así de malo fue y puede haber sido peor ya que, yo tuve que soportar 3 personalidades insufribles. Y no la soledad de mi isla. Llegó el sábado, el día en que me iba a ir con Maria Alejandra y José a la playa junto con la pareja de Maria Alejandra, Natalia. Todo iba bien hasta que llegamos al destino, Natalia había llegado un par de horas antes porque fue a arreglar el lugar. Ya me habían advertido de su personalidad voluble y hartarte pero yo no hice caso a los comentarios de los demás y fui. A la vez, ya sabía de los otros 2 acompañantes: Maria Alejandra es dramática, e...

Comenzó el 2013… y estoy muy feliz. Creo que eso resume las emociones de estos días de enero. No tengo trabajo y estoy feliz; no tengo pareja y estoy feliz; tengo una amiga nueva y estoy feliz; tengo una pesada carga sobre mis hombros y estoy feliz. La felicidad me invade. Ya no más atracción de negatividad. Ya no me quejo por mi suerte amorosa. Es más, ya no quiero tener novio porque estoy muy tranquilo (demasiado tranquilo) pensando en mí y en todo lo que tengo que hacer. Ya no siento la necesidad de escribir, es buen signo, no necesito desahogarme de nada. Recibí el 2013 rezando y pidiéndole a Dios que me deje ser su instrumento para llevar felicidad a todo el que me rodea. No lo he hecho muy bien pero confío en que mejorare. Mi amiga Maja me ha tomado como su BFF. Me cuenta todo lo que le molesta y le gusta ser escuchada. Yo no le digo mucho y tampoco le aconsejo bastante.  Algunas veces me llena la vida de sus dramas pero con ella aprendo a no hundirme en su depresi...