El fin ya no justifica los medios


Pensé que ser deshonesto podía ser fácil, no lo es, quise comportarme como tantas personas que conozco, que desean algo y no les importa cómo obtenerlo. Pisen a quien pisen. Alguna vez dije que haría eso, que pisotearía a quien se interponga en mi camino, nadie me iba a quitar la idea de que tendría que ser alguien a pesar de otros. Escalar la montaña de la vida cueste lo que le cueste a otros.

Pues hoy intente de aplicar esa idea en mi vida. Estoy, como he publicado antes, trabajando con mi amigo de la universidad; él me ha tratado como su hermano menor (aunque yo sea mayor por 3 años), ha tenido una gran paciencia conmigo y por la experiencia con los dulces que tiene, puede hacer y deshacer recetas para crear unas nuevas, sabe todo acerca de los ingredientes, sus efectos y sus mezclas.

Mi amigo tiene un librito donde tiene apuntadas todas sus recetas y yo ya lo había divisado desde hace tiempo. Siempre en el mismo lugar, a vista de todos, esperando que sea robado y copiado (por mi). Hoy sucedió. Mi amigo estaba muy cansado y se durmió en un área diferente de donde yo estaba, y el librito en cuestión estaba donde yo me encontraba. Aproveche y lo agarre para tomarle foto a todas las hojas. Así fue. Cada una fue fotografiada. Pensé que se había dado cuenta así que borre las fotos de mi celular no sin antes mandarlas a mi correo.

Al encontrarme con mi amigo, sentía que la culpa me vencía y que sus rasgados ojos me señalaban cual dedo acusador en un juicio de hechicería. Me tuve que retirar al instante para no delatarme. Pero mi cabeza seguía ahí adentro, en esa habitación, con mi amigo y su librito. Moría lentamente consumido por mi conciencia, me dije a mi mismo que había sido una pésima idea el traicionarlo de esa forma, me arrepentí de todo, felizmente que me llego un correo electrónico diciendo que el correo no se había podido mandar, así que ya no tenía ni fotos ni correo. Fue un alivio. Sin embargo aun la culpa de la traición estaba en mí, a pesar de que en realidad ya ningún acto malo se había perpetrado.

Llegué  a mi casa tratando de buscar un consejo de mis padres, les conté lo que pasó y no obtuve comentario al respecto. Decidí contarle a mi hermano que es sacerdote, pensando que él podría hacerme sentir mejor, y así fue. Me dijo que estuvo mal que haya hecho lo que hice con mi amigo, eran sus cosas y no tendría que haberlo hecho porque era privado, pero que estuvo bien que haya borrado todo y que no poseyera ninguna foto. Que ser honesto no es sinónimo de ser un tonto y citó a la Biblia: ¿De que me sirve ganar el mundo, si pierdo mi alma al hacerlo?

Es cierto, hoy me di cuenta de que no podre ganarme la vida haciendo maldades, porque mi conciencia me lo pasará por alto y sufriré sumido en el arrepentimiento, es bueno saberlo, ahora que ya estoy más tranquilo solo me queda esperar el día de mañana y afrontar las consecuencias. Dios estará conmigo.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Sexo No

El día en que el tiempo se detuvo (por un minuto)

Rendido