Señales de lluvia: comienzos dichosos y finales hermosos.
No he escrito hace mucho y es que, la verdad, no hay mucho
de que desahogarse. No es que no haya tenido problemas, cada día trae sus
aventuras pero han sido aventuras compartidas, cansancios divididos y penurias
solucionables. No hay tristezas que poner en el blog, no necesito contar mucho,
es más, ya creo que es tiempo de darle término a esto, he comenzado otra etapa
nueva de mi vida y quiero compartirla en hojas nuevas, pero lápiz y escritor
son los mismos. De todas formas, de esto no vine a hablar ahora.
Hoy creo que se ha cerrado un círculo, el círculo del último de mis amores, Esteban, mi señor pingüino. Qué raro es decir que ha sido mi último amor, mi última pareja; al escribir eso he sentido que estoy cerca a la vejez y a la muerte. No lo dudo, estoy cerca (¿que son unos 25 o 30 años? Nada) sin embargo he sentido que al ponerlo en palabras escritas ya sobrepasó mi voz, mi sonido efímero; ya está plasmado en la eternidad. Acabo de firmar la sentencia de soledad terrena por una vida, aún algo lejana, de felicidad sin fin. Y no me arrepiento, no hay vuelta atrás, mi horizonte es Dios y hacia Él me dirijo.
Volviendo al punto que deje, hoy Esteban vino a verme. Vino a dejarme un libro
que le presté, se va en una semana por medio año a China, o sea no lo veré en
buen tiempo sino es para siempre. Me dio gusto verlo sonreír y yo también sonreía
pero de incomodidad, ya que la manera en que nos vimos no fue la apropiada (en
medio de la calle y con su amigo al lado).
Quiero rescatar lo que me dijo y ponerlo aquí para verlo cada vez que desee: "Omar te quería agradecer porque fuiste alguien que me enseñó mucho y que aportó aprendizaje a mi año. Te entrego tu libro, aunque no lo terminé de leer; tu cruz la guardo como trofeo de guerra. Cuando terminamos estuve muy molesto un tiempo pero ya estoy bien. Muchas gracias (...) Feliz año nuevo".
Quiero rescatar lo que me dijo y ponerlo aquí para verlo cada vez que desee: "Omar te quería agradecer porque fuiste alguien que me enseñó mucho y que aportó aprendizaje a mi año. Te entrego tu libro, aunque no lo terminé de leer; tu cruz la guardo como trofeo de guerra. Cuando terminamos estuve muy molesto un tiempo pero ya estoy bien. Muchas gracias (...) Feliz año nuevo".
Fue la primera vez que alguien me agradece por ser su
pareja, en realidad, pienso que no me equivoqué con él. Vivimos lo que tuvimos
que vivir y cada uno aprendió lo necesario. Me contó brevemente que ya les
contó a sus padres y amigos. Implica que ya se acepta y me da mucho gusto por
él.
Así sucedió. Este 2015 no deja de darme sorpresas incluso
cuando está a punto de irse. Un adiós que tenía que darse. A comienzos de año,
en verano, una lluvia muy fuerte en Lima me hacía pensar que mi novio estaba
lejos de mí y a la vez me anunciaba su pronto regreso, Esteban estaba aún en
Panamá y yo esperando su retorno; ahora, la lluvia igual de fuerte en el día de
San Esteban, a finales de año en un verano similar al anterior me anuncia su
feliz final, no juntos sino separados, cada uno en él camino que se nos ha
trazado y que descubrimos al caminarlo.
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