La última tentación
… y es así, como un viernes en la noche, Dios me hizo
entender que me quiere solo para Él.
Desde hace mucho tiempo, mucho antes de que conociera a mi
ex (el señor pingüino), si entramos en fechas exactas desde el 2013, decidí ir
todas las semanas a la ceremonia de la misa en la parroquia que sea y como sea;
es decir, moribundo o en algún estado lamentable de salud, pero tenía que ir. Y
no he cesado en mi propósito, todos los sábados o domingos como buen fiel
amante del Señor, voy voluntariamente, venciendo cansancio o sueño (que es muy
recurrente los domingos) a escuchar Su Palabra.
Dentro de este contexto, asistía a misa en la parroquia que
está al frente de mi casa (asi es, Dios es mi vecino y admito que soy un
ingrato porque ni una taza de azúcar le voy a pedir). En estas ceremonias estaba
el celebrante, ayudantes de la liturgia y si el centro de la misa era El Cuerpo
del Señor, pues no tan lejos de Él en importancia, está el coro. Y en el coro
de algunas misas a las que iba había un par de jóvenes, en realidad, ellos eran
todo el coro (o dúo, mejor dicho): una chica y un chico.
La fémina es una chica de mediana estatura, cabello ondulado
y debe tener un corazón hermoso y generoso, propio de una santa. El acompañante
es un chico ni tan alto ni tan bajo, su piel es morena, cabello ensortijado y
una voz de ángeles (aunque, si abriera un poco más la boca se entendería mejor
lo que canta). Este chico era una razón no tan importante, pero presente en mis
idas a la Iglesia, su voz me encanta y al verlo hasta pensaba que si terminaba
con mi señor pingüino, el único más perfecto que él era este muchacho. Lo veía
inteligente, muy simpático, muy creyente de Dios y con voz melodiosa, en
resumen: el hombre perfecto.
No quiero desmerecer en esta lectura la importancia de las
ceremonias litúrgicas, son de mucha importancia para el espíritu que desea
seguir al Señor, es alimento para el alma y clase de comportamiento para las
personas, esta es la principal razón, aparte de ser agradecidos con Dios y
dedicarles un tiempo en tu semana, ya que, Él lo da todo y no espera mucho a
cambio. Era un punto en el cual tenía que dar explicación para que este texto
también entre en mi causa de santidad (jajaja, soñar con el objetivo no cuesta
nada y aquí se ve cuanto más tengo que mejorar). Volviendo al tema, cuando voy
a misa me es casi imposible no darles un vistazo cuando cantan y en especial al
chico y lo sigo en las canciones y para ser francos me gusta mucho (algo mas
que obvio con todo lo que he escrito).
El día de hoy fui a rezar un poco, ya que había exposición
al Santísimo Sacramento y ellos estaban cantando. Como siempre, me es casi
imposible no darles un vistazo cuando cantan y como de costumbre, solo queda en
eso. Dentro de mis oraciones pedía a Dios que me guie para ser mejor cristiano
y poder seguirle con mas ganas y hacer su voluntad mientras esté de transito en
esta tierra; pasaban los minutos entre cánticos y oraciones y llegó el momento
de que se cierre la parroquia y cruzar la pista para llegar a mi casa. Como ya
todos salían, quería ver si podía visualizar desde mi ventana como salía la
gente, ya que también tengo amigos que estaban ahí. Veía salir a la gente, al
Padre y en eso sale el dúo, ambos y agarrados de la mano. ¡¡¡Eran pareja!!! Mi
corazón se partió en mil pedazos, el globo, que hacía flotar la inútil
esperanza de mi gusto por el muchacho, reventó y con él todas las ganas de
seguir ilusionándome con mi futuro ex novio.
Es así que un viernes luego de pedir por mi santidad y la
paz en mi alma, Dios me ha quitado el último gusto que tuve en esta vida, poco
a poco mi vida terrena, la que me ata a cosas que no me darán felicidad plena,
va dando mas espacio para mi nueva vida espiritual, la que si tengo que cuidar;
dándome a entender que mi felicidad solo estará con Él y que me quiere mucho.
Estoy desilusionado y agradecido, todo sacrificio es mínimo con la felicidad
plena que me espera en la otra vida.
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