Al fin pasó… tengo el corazón roto
Hoy Salí con el chico que me movió el piso (post anterior) Eduardo es su nombre. Bueno yo nervioso como en toda cita a “semi – Ciegas”. Lo vi llegar y al instante me recordó con su actitud de chiquillo en proceso de maduración, a mi primera pareja Johnathan (así se escribe su nombre). Almorzamos, hablamos, paseamos en bus (me gusto su sencillez).
Me invito a su casa, vive solo en la casa de un familiar. Bueno yo fui sabiendo, tal vez, como iba a terminar todo. Pusimos música clásica, hablamos otra vez ambos recostados en su cama. Y poco a poco fuimos cayendo en el juego de las hormonas. Hablamos echados, me cogió la mano, yo cogí la suya. Fue lo máximo saber q alguien con cerebro (creo) lo estaba haciendo, me pidió un beso, y acepte.
El mundo se fue envolviendo entre nosotros. Aunque no quería q sucediera, la pasión carnal ganó. Me consumí en su abrazo, en sus toques de niño y adulto al mismo tiempo. Su inexperiencia, su madurez, todo se fundió en deseo. Pero en mi cabeza pasaban pensamientos como “no lo hagas, no eres un flete para hacerlo a la primera, te arrepentirás”. Y así pasó. Luego de sucumbir a nuestros cuerpos, se aclaro el panorama y aunque me gustaba, para él solo era una cara bonita y cierta ternura de la cual, él, quizás, no se acordaba que alguien le había dado alguna vez.
En un apretón de manos se termino de romper mi corazón en un paradero de un distrito limeño, después de haber recibido un “no quiero nada serio”. Por fin entendía como se sentía eso. Las ganas de llorar hasta ahora perduran, no hay marcha atrás. Al fin pase a ser parte del ejército de corazones parchados a la fuerza.
Y ahora ¿Qué se supone que haga? ¿Lloro? tengo ganas, ¿me rio y finjo que nada paso? ¿Sería eso lo correcto? No sé cómo reaccionar, quisiera cantar todas las canciones tristes que tengo y derramar todas las lagrimas para sacármelo de la cabeza. Eso quiero, no recordarlo. No saber que alguna vez lo vi. No saber que me ilusioné. Eliminar mis recuerdos. Soy tan tonto por ilusionarme así. Deje mi corazón vulnerable a lo que viniera y salió pésimo de una batalla que nunca fue. No lo puedo odiar, me gusta aún. Olvidar es lo mejor. Bienvenida Desilusión… ¿traes a Olvido contigo?
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