Una Lección Más (La Caída)
Después del colerón
que tuve en el teatro, el cual explicaré mas adelante, me he propuesto ser mas
humilde, pero yo me preguntaba ¿Cómo hago? reconozco que soy soberbio, que soy
arrogante, prepotente, mandón, etc. Lo que yo siempre he querido ha sido
sobresalir en todo, y en el colegio, ni en la universidad he podido, en mi
instituto de cocina era un chico nerd mas, pero ahora en el teatro, algo en mi
cambió, fue como si mi personalidad ultima, la más perfeccionada, la ultima de
mis transformaciones, aflorara en mí. Mi seguridad creció bastante, mi autoconfianza
aumento y pude ser yo mismo sin mis ataduras, creyéndome el centro del mundo y
del universo.
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No fue hasta la
presentación que tuvimos frente al director del teatro que se me desinflaron
los globos de ego que me subieron a las estrellas. Según mi opinión actué de la
mejor manera, tuve percances pero los supe arreglar, me pude desenvolver bien y
lo hice según mi libreto. Pero no fue así. El director me dijo que casi ni se
me escuchó, que no tengo presencia escénica y que solo hubo una de tantas
frases que me salió bien. UNA. Eso me destruyó. Me sentí el peor actor del
mundo ¿pero que estaba hablando? Yo en primer lugar nunca quise ser actor y me
metí para ver cómo era. Lastimosamente me involucré mucho en el proceso de
aprendizaje.
La sensación de decepción
de mi mismo era devastadora, a los demás los habían criticado pero no se sentían
como yo, supuse que era porque no les interesaba pero ahora sé que ellos lo
tomaron de mejor manera, ya que asumen su papel de alumnos y no se creen
superiores como yo. Fue un golpe duro, pero tendría que prepararme para lo peor.
A la semana siguiente, vendría la elección de papeles para la obra de fin de
año, y yo supuse en mi aun alto ego que yo iba a ser el protagónico “¿Quién mas
sino soy yo?” pensaba. Pues no fue así, eligieron a otro.
Salí sonriendo de la
clase pero la cólera, la impotencia de no poderle hacer algo al nuevo
protagonista era horrible, YO DEBIA DE SER EL PROTAGONISTA. Se me salían las
lagrimas en el camino de regreso a mi casa y cuando llegue despotrique contra
todo, gritaba, me quejaba, porque YO DEBIA DE SER EL PROTAGONISTA no es feo y
asqueroso de pelo grasiento, soy castaño y blanco, DEBIA DE SER YO... y para
darle la cereza al pastel me habían dado un personaje de relleno, si me moría
al principio de la obra o fuera de ella iba a ser poco o nada la diferencia que
eso causaría.
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