Estos pasos tranquilos

Soy feliz como una lombriz que bajo tierra come y duerme sin que nada del exterior le preocupe. Estoy tranquilo como el ave que está en el nido escondido empollando con el estomago lleno, pensando en las sorpresas que me deparan al abrirse los cascarones de mi futuro. Siento que voy caminando por un prado verde con flores, arboles y cielo azul. Sin preocupaciones, sin estrés…

Ya pasaron los tiempos tormentosos, solo hay calma en mi alma. Nada de zozobras ni tormentas, estoy en mi mar en calma, en mi taza de té a punto de ser bebida con un buen libro al lado. La música clásica alimenta mi espíritu y la sublime transición del exterior, que no me toca, me distrae. Es mi cuadro perfecto este día de invierno. Tal vez no sea feliz aun, pero este fugaz placer es un aliciente para dedicarme a buscar la salida a mi cotidianeidad.


Me siento como un Adán, no hay nadie que me interrumpa, nadie que me moleste, sé que hay bueno y malo, sé que hay libertades intocables, pero estoy tan lleno de toda esta tranquilidad que ni el mejor orgasmo ni el amor de una persona podría igualar, disfruto mi vida al máximo. Soy un caminante que hace camino al andar, pero ahora descanso y preparo mis pies para seguir andando. Este es mi oasis, mi Edén… 


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