(No) Todos los caminos llevan a(L) <-- R–O–M–A <--


Ya me había cansado. Era tiempo de un cambio, mi vanidad había alcanzado niveles exorbitantes y no tenía idea de lo que en verdad deseaba. ¿Cómo llegue a esta conclusión? Tener a 3 personas diciendo lo que siempre quieres escuchar como: eres tan guapo, te ves demasiado bien, siempre quise estar contigo y tú no me haces caso. Eran frases que alzaban mi ego a niveles exorbitantes. Ni yo mismo me aguantaba en ese estado. Y lo más gracioso de eso es que, en mi vida he visto a esas 3 personas cara a cara. Cosas de la web.

No quiero caer pesado ni presumido contando esto, es algo que le puede pasar a cualquiera que vende una imagen que no es de sí mismo. Que solo muestra lo que otros desean ver y actúan de acuerdo a las necesidades (amorosas) del público en general. Esa es la clave del éxito con mujeres y hombres: siempre ser asertivo y empático; pero ese no es el punto. Esas cosas que vienen fáciles son muy banales, esas palabras que nada me ha costado recibirlas, no me agradaban. No negare que es una buena terapia de recuperación de autoestima pero se necesita un poco de rechazo para bajar de la nube y pisar tierra.

Me gusta sufrir por amor, no lo negare. Soy un masoquista con experiencia en el campo. Lo difícil es mi especialidad. Me di cuenta de esto porque en mi clase de inglés hay un tipo que no se si sea o no gay. El juego de miradas se presenta  pero las dudas siempre están. Eso es lo que me gusta en verdad, lo complejo de llamar la atención de una persona y ser correspondido en el amor. Algo que requiera esfuerzo. Lo demás no vale la pena. Lo que no viene con pelea, comienza rendido.

Esas ganas de ver a este tipo, que ya es algo mayor (treinta y tantos supongo) son diarias, de vivir la aventura. La incertidumbre del “¿Qué pasará hoy?” es lo más emocionante, pero como la timidez casi nunca me deja avanzar, la mayoría de ‘incertidumbres’ acaba en un insignificante conformismo ayudado por el orgullo de jamás dar el primer paso. Para concluir puedo decir que me he alejado de todas las formas de conocer gente por medio de páginas web. Esa no es la forma correcta.

A mi media naranja no lo conoceré en una página web sin nada de romanticismo, sino en la vida misma, en el camino que me va trazando el destino. Si lo tengo que conocer, que sea por la casualidad de cruzarnos por donde menos lo espere. Renuncio a la ayuda del clic del mouse y del “me gusta”.  Si no sufro, no escribo. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Sexo No

El día en que el tiempo se detuvo (por un minuto)

Rendido