Frustración Biliosa


Fue un fin de semana algo pesado y frustrante, pero me di cuenta de varias cosas y muy pocas eran buenas. El desastre empezó el viernes pasado, mis amigos iban a una disco y me dijeron para que vaya también, era cumpleaños de uno de ellos, John. Ese día Manuel también iba a ir a esa disco. Yo quería ir, me moría por hacerlo, lastimosamente ya era tarde para la hora en que me avisaron. Ya estaba en pijama, cenando con mis papás y diciéndoles que no tenía ganas de salir.

Me arrepentí de haberles dicho eso, no podría cambiar mi argumento y contradecirme en ese momento porque solo un loco sin personalidad y que se deja guiar por los amigos lo hace, o peor aún, un loco enamorado. Si se daban cuenta que me gustaba alguien iba a levantar sospecha. En conclusión, ese viernes no salí. Me sentía angustiado pero no identificaba el porqué, podría ser que Manuel aun me gustaba y quería estar con él. Supuse que era eso. Me trate de dormir rápido para no pensar.

Al día siguiente me levanto y hable con Manuel. Había tenido una noche muy divertida, se beso con un par de patas y me lo estaba contando. En ese momento note que yo no sentía nada, no me ponía celoso. Sin embargo algo aun me molestaba. La molestia era que no había podido salir, que mi noche de viernes se perdió en mi cuarto viendo una película y durmiendo mientras que pude estar bailando, tomando y disfrutando con Manuel y mis amigos. Sentía que debía desquitarme de alguna manera.

Me prometí salir ese día, era sábado. Había quedado para salir con John, ya que no pude salir con él, la noche del viernes. No sucedió. Aun sigo pensando que no quiso salir conmigo, que prefirió descansar de la noche loca que tuvo el día anterior. Así que recurrí a mi desesperado “plan B”. Salí con David.

Tengo que hacer un paréntesis para contarles como apareció este chico en mi vida. Lo conocí en el banco, al principio no me mostro ningún indicio de que yo le gustaba, yo iba con mi papá. Un día fui solo y comenzó a hablar bastante conmigo, de mi carrera y mi lugar de trabajo. Yo pensé que era su estrategia para acercarse a su cliente, que era yo. Pero al salir de la oficina me dio un apretón de manos que más parecía una frotada de manos. Y ahí caí en la cuenta que me estaba coqueteando. Fui una segunda vez solo, era casi su hora de salida del banco, salimos juntos de la oficina ya que insistió en acompañarme. Después de que me acompaño unas cuadras para llegar a mi casa y decirle que al igual que él yo también era gay, me dijo que quería salir conmigo. Quedamos en hablarnos para salir.


David fue mi plan B ese sábado. Sin John no me quedaba nadie más, por más horrible que suene, tuve q salir con él para hacer algo. Fuimos a un disco a tomar, todo iba muy bien, besos y agarradas de manos iban y venían, hasta que me dijo que quería bailar. Yo dije “genial, bailare contigo”. Lástima que él no se refería a bailar en pareja. Se subió a una plataforma donde solo cabe una persona y bailo de forma escandalosa y afeminada. Yo hundiéndome en vergüenza ajena y esperando a que el David terminara de hacer su acto de intento de bailarín.

En el transcurso de la espera un par de chicos que estaban demasiado simpáticos me hablaron, cuando podía haberles pedido el nombre o el teléfono, el bailarín David se acerca a espantarlos. Yo me sentía frustrado, ¿Cuándo, en mi vida, se acercarían un par de chicos así de nuevo? Y todo por estar con él que bailaba pareciendo que intentaba sacarse la cabeza. Salí sintiéndome un perdedor, un mequetrefe sin aspiraciones, maldije el momento en el que decidí salir con él. Así termino mi fin de semana que supuestamente iba a relajarme y desestresarme.

Escribo esto aun sintiéndome algo colérico recordando lo que pudo ser mi noche y en lo que se convirtió. Me asusto pensando en que necesito salir y tener a alguien al lado para sentirme bien conmigo mismo.  Espero un futuro mejor y que la terapia me ayude.

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