El Terrible Silencio
Las noches parecen
canciones, te veo, te hablo y me voy derritiendo al son de tu voz. Me cuentas
que te va mal en el amor, que todo tu cariño se lo das a tu mejor amigo y que
sufres porque quieres expresar mas y no hay nadie que tenga los brazos abiertos
para ese amor que tanto deseas dar y a la vez recibir.
Dices eso y yo muero.
Me pregunto ¿Cómo alguien puede ser tan ciego? Estoy a tu costado todas las
noches escuchando y viéndote sufrir, y aunque no lo puedas ver yo sufro mil
veces mas diciéndote a gritos callados que soy yo a quien puedes entregar todo ese amor,
que soy yo esa persona que buscas que soy yo quien puede entregarte la misma
cantidad o mas de amor y cariño.
Te veo y me quedo
mudo, pides algo y te lo doy, otro más idiota que yo (por ti) no hay. Sobrevivo
fríos intensos por acompañarte pero el invierno eterno siempre estará entre los
2. Trato de soportarte cuando te encuentras con tus amigos y te vuelves un
bruto mas, muy pronto ya no podre disimular mi molestia cuando me hables de
chicas y sigas estando ciego en ver que yo soy ese quien te puede amar.
Ya llegara el momento
en que extrañaras que este a tu lado, en que recordaras que alguna vez estuve
contigo, acompañándote en el frío. Cuando mi presencia ya no te acompañe más,
cuando siga mi camino y mi destino apunte hacia otro lado. ¿Será en ese momento
cuando me podrás amar? No lo sé, por lo
pronto quedo dependiendo de tu sonrisa y tus desplantes, de tus tonterías de
heterosexual y tus gestos de “ternura” hacia un conformista como yo. Sigo
esperando…
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