Manifestaciones de la inevitable despedida

Todo transcurría con relativa normalidad en mi vida de pareja, mi señor pingüino y yo nos queremos mucho; la pasamos genial cada vez que nos vemos y yo siempre preguntándome ¿esto es un truco del destino? ¿Cuándo muestra la cara mi temible realidad? Hasta que de tanto invocar la desgracia, se apareció.

Mi señor pingüino se va. Ya no pocas semanas como cuando viajó al país del hielo, ahora se va un año al país de las dinastías. Ya decía yo que esto era mucha perfección para mi vida. Pero mi vida se encargó de tomarme el pelo una vez más.

Ya m tendría que ir acostumbrando a estos desaires, pero cada vez mi destino va perfeccionando su humor negro y afinando el toque de gracia. Justo cuando estuve de lo más feliz con el novio más perfecto que he tenido, me lo quita para que la distancia nos separe, ya que, de no ser así, iba a vivir engreído en mi felicidad. 

La vida es así, ya sé que es por gusto que reniegue y haga rabietas contra ella, todo está sucediendo como tenía q suceder. Las piezas van cayendo en su lugar, mi vida se ha ido armando de estas vivencias, no hay felicidad plena, no hay paz duradera, no hay sueño eterno hasta el día que la muerte nos arrebate. Mientras tanto hay que ir balanceándonos en esta cuerda floja, equilibrando sensaciones, emociones y sentimientos con las situaciones que nos pone el camino.


Se vive y se goza, se vive y se llora, hay q saber disfrutar cada etapa. Se va mi sol, se va mi novio perfecto, se va con mi corazón en su mano y mi cruz en su cuello. Disfrutare al máximo estos pocos meses que nos quedan juntos, ayudándole en la locura que es su vida (según él) y yo terminando de engreírme como nunca lo he hecho con nadie. Ahora, dejen pasar a las lágrimas...


Comentarios

Entradas populares de este blog

Sexo No

El día en que el tiempo se detuvo (por un minuto)

Rendido