Notariando sensaciones
Una casa que no es casa, jóvenes
que parecen viejos y viejos aburridos entre rumas altas de papeles, máquinas,
letras, sellos y números.
Firmas van, firmas vienen; palabras que dicen mucho pero que no dicen nada a la
vez. Letras que pueden ser usadas en poemas de amor y elogios hermosos, son
ahora un conjunto gris oscuro pegadas al papel.
Hay paredes adornadas, un recordatorio de que los que transitan a su lado intentaron ser humanos. Cuanto estrés y tristeza hay por estas paredes ¿se acordarán de ser humanos al salir?
Folios llenos de bosques, estantes y mesas en la sala de una casa que alguna
vez vio la alegría de una familia. Ya no ve besos a la esposa ni abrazos a los
hijos. Ve locomotoras humanas corriendo por producir. Tiempo es dinero, dicen,
y el dinero ¿Qué es? ¿Cuando el tiempo será una frase de amor perdida? ¿O un pícaro
beso?
Un niño lleno y su alma colorida se asoman a este mundo gris y rehúsa entrar en
él, crea un paisaje colorido para no perderse en este estupor. Hay un hombre al
frente mío, no sabe qué hacer o decir, estas paredes quitan la esencia, quitan
las ganas.
Pobre de la casa que alguna vez vio familia, pobre de esta gente que alguna vez
tuvo vida. Pobres los niños que alguna vez serán... simplemente esto.
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