Gracias Fatales
Han pasado un poco mas
de 6 días desde que me encontré a ese “violinista misterioso” en la iglesia,
tiempo en que ni él ni su violín se me han quitado de la cabeza. Es un alivio
saber que me pude quitar de la cabeza al amor de mi vida, pero es demasiado
frustrante saber que de la persona que logro esa hazaña, no sé nada. Solo tengo
una ligera sospecha de que vive cerca. Pero como dije, es solo una sospecha. No
poseo nada más que su recuerdo en mi memoria.
En estos momentos en
los que me siento solo física (no hay nadie en mi casa) y emocionalmente
desearía poder compartir tiempo con mi violinista, salir a charlar un momento,
un abrazo de amigos no vendría mal. Y menos un beso robado de la persona que me
gusta. Pero creo que es solo la sensación de soledad la que habla por mí.
Imagino mi tiempo con amigos y tengo la misma satisfacción. Es decir, estoy
sediento por tener roce social.
Extraño a mis amigos,
sin embargo, creo que tengo muy pocos -Parece que la fatalidad se quiere
apoderar de mí, ¿la dejo? Me entregaré a ella- No tengo muchos amigos, me han
abandonado. No, yo los abandoné. Es por eso que recurro a fantasías con gente que
apenas conozco de vista, para sentirme mejor. Vivo feliz en mi cabeza, y mi
refugio en el exterior es mi orgullo y vanidad. Pruebas irrefutables de mi
falta de autoestima e inseguridad.
Quisiera tener un
nuevo comienzo. Empezar desde cero en un lugar donde nadie me conozca, donde
puedo desarrollar una nueva personalidad, una con menos heridas incurables y
recuerdos indelebles, una en la cual tenga más sociabilidad y no sea tan tímido
e introvertido. Mi complejo de inferioridad desaparecería. Donde el chico “roca
por fuera y blando por dentro” se convirtiera en un solo ser integral y
ecuánime.
-Dejando la fatalidad
salir de mi- Es solo cuestión de tiempo, todo se solucionará, encontrare a mi
violinista, amigos tengo, solo que no son asiduos a mí ni yo a ellos. Tengo
casi todo lo que busco, sin embargo ese “casi” es un agujero enorme. Fatalidad,
¿Por qué no te vas?
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