Salmo 15
Vuelvo aquí con la esperanza de sentirme mejor porque, otra
vez, me siento deprimido. No se a donde voy o lo que quiero, al menos ahora, no
lo sé. La noche pinta para ser larga y yo quiero dormir y ya no sentirme tan
vacío en la mañana.
Ayer fui a ver al P. Henry otra vez. Fui manejando a mi cita
semanal y no manejaba hace mucho tiempo. Recordé todo lo que me enseñaba Chris
cuando recién aprendía el año pasado (sí, aprendí a manejar bien a mis 29, eso
no te había contado), Al llegar para hablar con Henry en su parroquia, me
escucha y responde acerca de todo lo que le cuento.
Siento que sus consejos son muy buenos, pero que son como
agua intentando llenar un hueco en la arena, todo lo recibo pero siento que aún
no aplican en mí. La nostalgia quizás me aprieta mucho.
Hoy escuché la voz de Christian en un video que tengo de él de
nuestro viaje a Cajamarca. Escucho su tono y me trae recuerdos de lo infeliz
que yo era. Entonces ¿Qué demonios busco? ¿Qué extraño de él? Quizás la respuesta
no está en esa persona, la respuesta está en el consejo que me dio el P.Henry
ayer: “Cuando te pongas mal, busca eso que extrañas en ti, busca la raíz de la
emoción”. Es lo mismo que yo le aconsejaba a Chris cuando se sentía mal y yo no
puedo aplicarlo en mí aún.
Hoy, domingo, casi son las 11pm. Acabo de ver una película
como de hace 13 años y luego, adelantos de películas que vi en mi juventud,
escuché canciones que escuchaba cuando era adolescente. Y ya me entraron las ganas
de llorar porque siento que me he defraudado. Recuerdo mi vida en ese tiempo y este
no era el lugar en donde había esperado estar a mis 30.
Quiero volver a mi juventud para no cometer tantos errores,
para no enamorarme, para no saber lo que es el amor, para aconsejarme de no
sentir porque jode como la misma mierda. Me hubiera dicho que busque ese vacío
dentro de mí y que trate de llenarlo con amor, con el cariño a mis padres. No
fue así. Solo busqué llenar ese vacío con personas extrañas que me causaban
depresión y ahora estoy sumido en una por no saber escoger mis caminos y dejar
que otros lo escojan.
Acabo de ver “Elizabeth, La Edad De Oro” película con Cate
Blanchett. Muy buena y extrañamente me siento identificado con la reina. Ella
renunció al amor en sus 20s y vivió íntegramente para su país hasta su muerte, porque
no quería ser sometida por ningún hombre; no obstante, la película la muestra
humana y con sentimientos. Según la historia, muere depresiva y de vejez a los
70 pero su país vivió un auge inmenso durante su reinado.
Me identifico porque yo he renunciado al amor de pareja (a
veces quisiera ser ignorante de Dios) solo quiero que prospere mi reino (mi
familia y yo mismo) y estoy decidido a mantenerme así hasta morir, célibe y
solo. Es abrumador, pero ¿Qué hago? ¿Hacia donde más puedo mirar? La pandemia
me ha detenido el vuelo y yo me he cortado las alas. Le pertenezco a mi
familia, luego cuando ya no los tenga, a mi prójimo; y me dedicaré a envejecer
con dignidad. No me queda más.
¿Dios? Claro que está, pero …
Esto es lo que siento. Lo que puedo sacar y materializar por
ahora. Deseo que me dejen de atraer los hombres, no quiero buscar su aprobación
pero parece que inconscientemente lo hago. Es por esa razón que aún extraño a
Christian, él me apoyaba y no hay otro hombre en el mundo que lo haga ahora.
Extraño sentir su soporte, su compañía.
A veces, me siento consumido por mi entorno y a diario le
pido a Dios que no se demore mucho en llevarme. Allá estaré mejor pero que sea
cuando Él quiera y cuando yo haya terminado de hacer lo que Él me pide que haga
acá. Quiero terminar de destilar penas, fracasos y sinsabores… si tan solo
tuviera un propósito firme. El P. Henry tiene un apostolado que continuar, Elizabeth
tenía un país que necesitaba de ella. Mi familia me necesita y acabo de obtener
mi respuesta, solo necesito “write my pain away” (ojalá hubiera traducción para
esto).
… Dios, no me sueltes.
Comentarios
Publicar un comentario